Venezolanos cambian la ruta para llegar a EE.UU.

Muchos de los venezolanos que llegan a Florida se han arriesgado a cruzar la frontera terrestre entre Estados Unidos y México, donde corren el riesgo de ser víctimas de asaltos, violaciones e incluso la muerte a manos de grupos irregulares y traficantes de personas.

René Ravelo acaba de llegar a Doral, ciudad aledaña a Miami conocida como «Doralzuela» por el gran número de ciudadanos venezolanos que alberga, usando las rutas terrestres que, hasta hace poco, eran casi exclusivas de mexicanos y centroamericanos.

Este joven pagó 4.000 dólares a un coyote para que le ayudase a cruzar la frontera sureste de EE. UU. por el río. Lo hizo de noche y caminó durante cerca de dos horas hasta que lo interceptaron las autoridades migratorias estadounidenses.

María Ramírez, originaria de Maracaibo, también cruzó el río Grande, o río Bravo como se lo conoce en el norte de México, previo pago a otro traficante de humanos.

Ramírez asegura a Efe que pasó «miedo» durante su «odisea» de cruzar el río para entrar a EE. UU. y, sobre todo, cuando le tocó correr para que los agentes mexicanos no la detuviesen y deportasen a su país.

Patricia Andrade, responsable del programa Raíces, que ayuda a los venezolanos que llegan a Miami, explicó que están registrando un notable incremento de recién llegados venezolanos, sobre todo los que lo hacen a través de la frontera con México.


 




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