Estados Unidos necesita volver a comprarle petróleo a
Venezuela, por causa de la guerra en Ucrania, y autorizó a Chevron a hacerlo
posible, pero le da un nuevo aire al chavismo
Nada más elocuente que el pragmatismo estadounidense
en tiempos de conflictos. El gobierno demócrata necesita bajar la inflación,
estabilizar los precios y ponerle un torniquete al petróleo caro y ha decidido
retomar la compra de crudo venezolano para hacerle frente a la carestía causada
por la guerra en Ucrania y las consecuentes sanciones impuestas a Rusia, uno de
los dos mayores exportadores de petróleo y gas. Para lograr ese objetivo y
bajar el costo de vida, le ha dado licencia a la multinacional, Chevron, para
que se siente a negociar con el régimen de Nicolás Maduro.
Puede ser un portazo al gobierno colombiano, que se la
jugó a fondo para lograr que en Venezuela hubiese de nuevo una democracia
saludable y florecieran las condiciones de mercado para que no fuera un país
paria generador del mayor desplazamiento humano en la historia de la región. Con
las multinacionales petroleras de Estados Unidos sentadas en el Palacio de
Miraflores, las cosas cambian y obligan a los candidatos a la Presidencia de
Colombia a presentar su plan de relaciones con Venezuela para 2022-2026, pues
la guerra de Ucrania no parece tener fin en el corto plazo y los negocios de
petróleo estadounidenses-venezolanos, serán un auténtico tanque de oxígeno para
el polémico régimen bolivariano que no ha dado brazo a torcer.
En algunos influyentes análisis políticos
iberoamericanos en Washington se especula que el gobierno demócrata de Joe
Biden considera invitar a la Cumbre de las Américas, que se realizará el 6 de
junio en Los Ángeles, a países parias y autócratas como Venezuela y Nicaragua,
lo que se convertiría en un auténtico “cambio de reglas de juego” para
Colombia, tradicional aliado estadounidense en Suramérica. La Casa Blanca
revivió hace una semana la decisión de Barack Obama, suspendida por Donald
Trump, de libertad para operar vuelos directos a Cuba y restringir remesas. De
momento, ni Cuba, Venezuela y Nicaragua están invitados a Los Ángeles, pero los
nuevos aires que sopla el demócrata sobre la región pueden sorprender con
nuevas posturas.
El gobierno bolivariano de Venezuela se ha
comprometido con Washington a avanzar en diálogos con la oposición, usando como
mediador a México, país que nuevamente juega a ser el diplomático de la
izquierda latinoamericana ante el motor de la economía mundial. Mientras tanto,
Chevron tiene el aval para negociar licencias de exploración con la petrolera
venezolana Pdvsa, pero no perforar ni exportar petróleo de origen venezolano,
todo un avance inédito en lo que va del siglo XXI, jugada que tendrá
repercusiones ante el cambio de sentido de las relaciones diplomáticas
antagónicas.
No obstante, los alcances de la nueva fase en que han entrado las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela, depende de la consecución los objetivos de ambos, pues Biden ajustará o aflojará dependiendo de los logros.
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