Crece rechazo a reforma a la salud: 49% está en contra

El dato lo reveló encuesta de Datexco y se conoció 24 horas antes de que comience su discusión en la Comisión Séptima de Cámara. El Gobierno está buscando votos.

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En medio de la búsqueda de votos, la ministra Corcho hasta bailó con el senador Fabián Díaz (Alianza Verde). Por ahora, no cuenta con los votos suficientes para pasar el proyecto en Cámara. FOTO COLPRENSA Y CORTESÍA

La hora de la verdad para la reforma a la salud del Gobierno comienza este martes en el Congreso con un panorama adverso para la Casa de Nariño, pues en la Comisión Séptima de la Cámara ya hay 12 posibles votos en contra (se necesitan 11 de 21 para hundirla) y con encuestas que revelan que un 49 por ciento de los colombianos está en contra del proyecto con el que se quiere intervenir el sistema de salud.

De hecho, esta reforma ha sido tan cuestionada y ha levantado tanta ampolla en académicos y técnicos, que tiene al Gobierno de Gustavo Petro de pelea –y a punto del divorcio y separación de bienes– con los partidos Liberal, Conservador y de La U, sus otrora aliados en el Legislativo.

Todos los escenarios parecen negativos. En efecto, la encuestadora Datexco ambientó ese debate con los resultados de su más reciente Opinómetro –realizado para la W Radio–, en el cual se analiza la percepción sobre el Gobierno, la gestión del Jefe de Estado y la percepción de las reformas que hacen curso en el Legislativo. Y es ahí donde descendió el apoyo a la reforma a la salud y aumentó el rechazo.

En la medición se les preguntó a 700 personas encuestadas: “¿Usted está de acuerdo o en desacuerdo con la reforma de la salud?”, y los resultados no dejaron bien parada a la iniciativa. Se evidenció que el 49 % de los colombianos aseguró estar en desacuerdo con la reforma a la salud, mientras que el 39 % respondió estar de acuerdo; mientras que el 10 % no sabe y el 2 % no respondió.

Estos resultados muestran que entre la opinión pública sigue careciendo de respaldo ciudadano, en medio de las advertencias y tensiones políticas que se han desatado sobre el contenido de la iniciativa. Incluso, en comparación con la medición anterior (en febrero pasado), los resultados también evidencian la mala percepción sobre el proyecto.

En ese entonces, la opinión estaba polarizada con un 44 % que estaba de acuerdo con la reforma y con un 43 % que estaba en desacuerdo.

Para la investigadora y docente en economía de la salud, Alejandra Taborda, ese aumento lo que “está diciendo ‘así no es’ y, en la medida que pasa un proceso de discusión tan poco transparente y poco democrático, ese aumento va a ser tendencia y la mayoría de colombianos no aceptará un cambio como se pronone”. Y agregó que “existe un miedo a la incertidumbre porque no queremos un cambio abrupto, sino uno con mayor rigor y acuerdo”.

Incluso, el exministro de Salud y de Educación, Alejandro Gaviria, ha continuado y acrecentado sus críticas a la reforma señalando que no resolverá “los problemas de acceso, financieros, de corrupción y no va a acabar con el negocio; propone soluciones equivocadas”.

Sin cuentas alegres

A diferencia de sus primeros meses de administración –cuando Petro disfrutaba de las mieles de la gobernabilidad con los liberales, conservadores y La U para la aprobación de iniciativas como la política de “paz total”, la reforma tributaria y la elección del Contralor General–, el Ejecutivo ahora se ve a rastras y recurriendo a métodos de presión para sacar adelante esta reforma, de la que se bajaron la semana pasada esos partidos alegando que la ministra Corcho ninguneó el 73 % de sus propuestas.

Sin el apoyo de esas tres colectividades, la iniciativa se caería en el primer debate. El Gobierno solo tiene nueve votos seguros: los cuatro del Pacto Histórico, dos de la Alianza Verde, dos de las circunscripciones de paz y uno del Partido Comunes. En contraste, tendría 12 potenciales votos en contra: cuatro del Partido Liberal, dos del Partido Conservador, dos del Partido de la U, dos del Centro Democrático y dos de Cambio Radical.

Así que, como mínimo, el Ejecutivo tendrá que convencer siquiera a dos representantes para que la situación cambie. La pregunta es a quiénes y cómo lo conseguirá. Hasta ahora, la ministra hasta bailó con el senador Fabián Díaz (Alianza Verde) en una audiencia en Bucaramanga.

La estrategia a la que estaría recurriendo es la de presionar a estos partidos mediante el pedido de la renuncia protocolaria a seis viceministros que son representación suya en el Gobierno nacional. Tal sería el caso de Carlos Eduardo Enríquez y María Constanza García (cercanos al Partido Conservador) en el Ministerio de Transporte; Nohora Mercado y Sergio Octavio Valdés (afines al Partido de la U) en el Ministerio de las TIC y Felipe Arbouin y Aníbal José Pérez (de estirpe liberal) en el Ministerio de Vivienda.

Por la misma vía, desde Palacio también pidieron la renuncia protocolaria del director de Coljuegos, Roger José Carrillo (del Partido Conservador, quien además trabajó en el Seguro Social y fue concejal de Bogotá), y la del presidente del servicio de envíos de Colombia 4-72, Diego Fernando Huertas (cercano a La U).

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El ambiente en la Cámara

Adportas del primer debate en la Cámara, la representante Martha Alfonso (Pacto Histórico) anunció que harán una “enmienda para poder radicar una nueva versión de la ponencia” que se produjo luego de reuniones que permiten “un documento mucho más robusto y tiene mayor comprensión del modelo de operación del modelo de salud, que ha alimentada con proposiciones de muchos actores”.

El Gobierno también apelará a los disidentes de los partidos que se le bajaron. Como el caso del representante Dolcey Torres (Partido Liberal), quien dijo que apoyará el proyecto e, incluso, dijo que 25 de los 33 representantes a la Cámara de su partido lo apoyan.

Aun así, para la investigadora Alejandra Taborda, los cambios, como están propuestos hasta ahora, implican riesgos de sostenibilidad, de acceso y de institucionalidad: “Quedan dudas sobre cómo se garantizará que rindan los recursos frente a la carga del sistema, así como sobre la igualdad en el acceso a servicios de salud y sobre cuál institución será la doliente de la atención y de la gestión del alto costo”.

Sin ir más lejos, las papas queman para un Gobierno y un partido oficialista que, ante la premura por aprobar su proyecto, han dejado de lado el debate técnico y están más concentrados en ganar votos. Quizás en unos días el país conozca la respuesta.

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