¿Por qué cayó Colombia 10 puestos en el Índice de Transición Energética?

El país ha dado pasos en falso en su lucha por instaurar energías limpias; pérdida de estímulos está entre las razones.


Corficolombiana menciona que los cuellos de botella más relevantes para los proyectos tienen que ver con el trámite de licencias ambientales y el acuerdo con comunidades. FOTO CORTESÍA

Si bien aparecer en el puesto 39 en un ranking que mide a 120 países no es despreciable, caer 10 puestos frente a la medición anterior es señal de que hay varias cosas por mejorar. Justo esto fue lo que le pasó a Colombia en el Índice de Transición Energética del Foro Económico Mundial (WEF, en inglés), pues su desempeño mermó frente a otros territorios en comparación con el 2021.

El país se rajó en los ítems que el organismo internacional mide en relación con los gramos de dióxido de carbono (CO2) que se liberan para producir energía, y en la cantidad de energía que se requiere para la producción; y le fue bien en el indicador del peso de la electricidad sobre el consumo energético final de los usuarios.

Los datos son relevantes entendiendo que el actual Gobierno tiene una apuesta ambiciosa en la materia, que se basa en aumentar la inversión en energías limpias, aumentar la eficiencia energética, depender menos del petróleo y el carbón y reindustrializar la economía.

No obstante, varios cuellos de botella han evitado dar ese salto. Corficolombiana menciona que los más relevantes tienen que ver con el trámite de licencias ambientales y el acuerdo con comunidades, sobre todo en La Guajira (que tiene el mayor potencial), que han evitado finalizar importantes iniciativas de generación y transmisión.

La presidenta de Acolgén, Natalia Gutiérrez, ha dicho que además con la reforma tributaria del año pasado se tumbó casi el 75% de los beneficios para los proyectos de energía limpia y renovable, y en adición a esto un proyecto que debía demorarse 4 años para entrar en operación, hoy puede tardar hasta el doble, lo cual es una “señal negativa” para atraer nuevas inversiones.

En el entre tanto, el tanque de pensamiento Fedesarrollo advierte que una transición energética acelerada y desordenada para el país podría tener un costo de $163,6 billones a 2035, en el escenario que se reemplace la generación a carbón y a gas actual, con generación eólica.

Los espejos

Retomando el ranking del WEF, hay que decir que a nivel Latinoamérica Colombia cayó tres casillas: de ser tercero en 2021, a sexto en 2022. Brasil, Uruguay, Costa Rica, Chile y Paraguay lo superan actualmente.

¿Pero qué están haciendo en esos territorios? Brasil, dice el WEF, se clasifica entre los 14 primeros países en sostenibilidad del sistema energético en el mundo, debido a su alta cuota de renovables en la matriz energética, “con el 80% de su electricidad procedente de grandes centrales hidroeléctricas”. Además, “las inversiones en generación eólica y solar también aumentaron significativamente en los últimos años”.

Por lo demás, afirma que América Latina lidera el ítem de sostenibilidad con Costa Rica, Paraguay y Uruguay debido al abundante potencial hidroeléctrico que poseen.

No obstante, los indicadores aún están lejanos de los de los países nórdicos (Suecia, Dinamarca, Noruega y Finlandia) que lideran el top global y que según el WEF cuentan con clasificaciones superiores en la preparación para la transición energética.

Para dimensionarlo, hay que decir que en febrero de este año Suecia batió su propio récord en el peso de la energía eólica en su matriz, la cual alcanzó el 27%; por su lado, Dinamarca presume que el 43% de su energía proviene de fuentes renovables; y Noruega ya le apunta a reducir hasta 55% sus emisiones de CO2 al 2030.

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