El Comité Internacional de la Cruz Roja para México y América Central pidió el miércoles "una respuesta de protección y asistencia humanitaria" para las personas que arriesgan su vida en el cruce.
La peligrosa travesía no solo enfrenta a los migrantes a obstáculos naturales, sino que también los coloca en la mira de bandas organizadas que perpetran robos, secuestros y violaciones a lo largo del inhóspito camino.
Este éxodo está compuesto mayormente por venezolanos, pero también incluye a personas de otras nacionalidades como Ecuador, Haití, China e incluso lugares tan lejanos como Vietnam, Afganistán y varios países africanos.
La crítica situación ha obligado al gobierno panameño, en colaboración con organizaciones internacionales, a establecer centros de atención para migrantes en distintos puntos del país.
El Comité Internacional de la Cruz Roja para México y América Central ha hecho un llamado urgente solicitando "una respuesta de protección y asistencia humanitaria" para aquellos valientes que arriesgan sus vidas en este peligroso cruce.
En el año 2008, el primer año registrado, apenas 28 personas cruzaron la frontera panameña por esta inhóspita selva. Sin embargo, este año marca un récord histórico, con más de 500,000 migrantes enfrentando la selva del Darién en su camino hacia Norteamérica.
De este abrumador número, la nacionalidad venezolana encabeza la lista con 320,465 migrantes, seguida por la ecuatoriana con 54,757. Esta cifra récord supera significativamente las 248,000 llegadas de 2022 y las 133,000 de 2021.
Las autoridades panameñas, que ya habían registrado más de 468,000 migrantes a mediados de noviembre, responsabilizan a los países del sur de América, especialmente a Colombia, por su falta de compromiso en el manejo de la crisis migratoria.
Para hacer frente a esta creciente afluencia, Panamá ha invertido aproximadamente 70 millones de dólares en los últimos años, según datos oficiales. El país registra a los migrantes a su llegada, brindándoles cobijo y alimento en centros de recepción migratoria, para luego coordinar su traslado en autobuses hasta Costa Rica, un desplazamiento que los propios migrantes deben costear.
En octubre pasado, ante la abrumadora situación, Panamá y Costa Rica activaron un "corredor humanitario", permitiendo el traslado directo de migrantes hasta territorio costarricense. Este episodio continúa siendo una dolorosa realidad que revela la desesperación y los peligros a los que se enfrentan aquellos que buscan un futuro mejor cruzando la selva del Darién.
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