60 años de cautiverio: la desgarradora historia de una lora frentiamarilla rescatada por el Área Metropolitana

Después de seis décadas de vivir en cautiverio, una lora frentiamarilla (𝘈𝘮𝘢𝘻𝘰𝘯𝘢 𝘰𝘤𝘩𝘳𝘰𝘤𝘦𝘱𝘩𝘢𝘭𝘢), llegó al Centro de Atención y Valoración de Fauna Silvestre (CAVR) del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, tras una incautación que dejó al descubierto las secuelas de una vida lejos de su hábitat natural. La historia de esta lora es un reflejo de las graves consecuencias del tráfico ilegal y la tenencia irresponsable de fauna silvestre.

Al ser recibida por el equipo de profesionales del CAVR, la lora, marcada por el dolor y la falta de libertad, mostraba signos evidentes de los daños causados por tantos años de cautiverio. Sus patas, deformadas e inflamadas por una infección (pododermatitis), revelaban la falta de ramas donde aferrarse. La ausencia de dos de sus garras, sumada a la pérdida de movilidad en una de sus extremidades, obligaba al ave a usar su pico como una muleta para desplazarse. La simple acción de intentar moverse era un recordatorio de su difícil realidad.

Pero las secuelas no terminaban ahí. Una masa en su vientre, posiblemente un lipoma, alertó al equipo veterinario sobre el impacto de una dieta inadecuada, cargada de grasa, un mal común en los animales silvestres en cautiverio. El plumaje opaco y grasoso de la lora también hablaba del descuido en su alimentación, privándola del color y brillo que la naturaleza le otorgó.

El dolor era constante. Al intentar manipularla para realizar un examen más exhaustivo, la lora emitía sonidos que reflejaban el sufrimiento acumulado en su cuerpo frágil. Cada sonido, cada gesto de dolor, evidenciaba la negligencia de quienes, por años, la privaron de la vida en libertad.

El caso de esta lora no es aislado. Durante este año, el CAVR ha recibido 180 loras frentiamarillas, el 56% de ellas víctimas del tráfico y la tenencia ilegal de fauna silvestre. Estas cifras no solo son alarmantes, sino que también ponen de relieve la urgencia de proteger y preservar estas especies que, en su hábitat natural, cumplen funciones ecológicas fundamentales.

La historia de esta lora frentiamarilla es un grito de alerta sobre el impacto devastador del cautiverio en la fauna silvestre. A pesar de los esfuerzos de recuperación que se están llevando a cabo en el CAVR, las marcas físicas y emocionales de su larga vida enjaulada son profundas. Ahora, en manos de expertos, su futuro es incierto, pero al menos, tiene una nueva oportunidad para sentir el viento y, quizás, experimentar una pizca de libertad que nunca debió serle arrebatada.


https://www.instagram.com/p/DBPdALfRK0z/?igsh=MWxrMm9mdzlubWJueg== 


Publicar un comentario

0 Comentarios