Armando Benedetti renuncia a su cargo en la FAO para centrarse en su rehabilitación por consumo de drogas y alcohol, y salud


El embajador de Colombia ante la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Armando Benedetti, anunció su renuncia al cargo tras un diagnóstico médico que lo llevó a reconsiderar su estilo de vida. El diplomático, de 57 años, aseguró que se dedicará a su proceso de rehabilitación por consumo de drogas y alcohol, y confirmó que trabajará como asesor de la Casa de Nariño una vez concluya su recuperación.

Un giro en su vida personal y profesional

Durante una entrevista, Benedetti reveló que su decisión está motivada por un reciente hallazgo médico: un quiste canceroso de 8 centímetros en el colon, detectado durante un chequeo de rutina. Este diagnóstico lo llevó a someterse a un procedimiento quirúrgico en Barranquilla, donde actualmente se encuentra en proceso de desintoxicación y rehabilitación.

“Fue un golpe muy duro enfrentarme a ese procedimiento quirúrgico. Uno siempre cree que todo lo tiene ganado, que la vida la tiene regalada. A mí me dio muy duro, casi que entré en depresión, y uno viene a ver que ha cometido excesos”, confesó Benedetti, quien describió este episodio como una oportunidad para reflexionar sobre su manejo del estrés y las emociones.

Una lucha de décadas contra las adicciones

Benedetti, conocido por su influencia en el ámbito político, confesó que sus problemas con las drogas y el alcohol comenzaron en la adultez, tras una juventud marcada por la experimentación. Aunque logró mantenerse limpio durante 13 años después de un proceso de rehabilitación en 1995, recayó en 2008 debido a las presiones del trabajo y la vida social.

“Nunca me voy a sanar realmente del alcoholismo, lo que sí puedo es recuperarme”, afirmó el exembajador, quien busca que su testimonio inspire a otros que atraviesan situaciones similares.

Impacto político de su renuncia

La salida de Benedetti como embajador en Italia no ha pasado desapercibida. Su cercanía al gobierno de Gustavo Petro y su rol en el panorama internacional generaron críticas y apoyo por igual. Sin embargo, Benedetti enfatizó que su situación personal nunca afectó su desempeño laboral, asegurando que cumplió con sus deberes como representante de Colombia ante la FAO.

“Espero que este testimonio, así sea incluso para enemigos míos, les sirva. Mucha gente tira la toalla y cree que no se puede salir de ahí”, expresó.

Futuro en la Casa de Nariño

A pesar de los desafíos personales, Benedetti afirmó que, tras su recuperación, regresará al país para trabajar como asesor del gobierno en la Casa de Nariño. Su decisión refuerza su compromiso con el proyecto político liderado por el presidente Gustavo Petro, aunque deja un vacío en la diplomacia colombiana que deberá ser cubierto en los próximos días.

Benedetti concluyó reiterando su voluntad de cambiar su estilo de vida, priorizando su salud física y mental: “Tomé la decisión, por mi familia, por mi padre, por mi madre, por mi esposa, por mis hijos, por calidad de vida, por salud física y mental”.

El testimonio de Armando Benedetti no solo marca un momento crucial en su vida, sino que también genera un debate sobre las segundas oportunidades y los retos personales que enfrentan figuras públicas en el ejercicio de sus funciones.

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