Nació en Caracas, en 1948, pero sus padres fueron una
pareja ucraniana que huyó de una Europa sumida en la Segunda Guerra Mundial. En
Caracas, Linde pudo seguir una carrera científica, pero su exposición al
mercurio y otros elementos le ocasionó daño en partes del cerebro y la obligó a
abandonar su profesión.
Como en esa etapa pasó por dos embarazos, las secuelas llegaron a afectar a sus
hijas desde el vientre. "A mí me dolió salir de los laboratorios, pero
dedicarme a la música me ayudó en parte a superar esa frustración",
afirma.
Su trabajo musical se dio a conocer coincidiendo con el surgimiento de una
nueva escena de música de sintetizadores venezolana con nombres como Ángel
Rada, Miguel Noya, Vinicio Adames, Oscar Caraballo, Aitor Goyarrola y Jacky
Schreiber.
Fue en 1981 y a sus 33 años, cuando tras renunciar a su trabajo empezó a
dedicar más tiempo a la música y a la pintura. ¿Cómo hizo? Pidió un préstamo
para adquirir un sintetizador Polymoog, luego una grabadora de carrete abierto
Teac, y un Moog Source.
Con esa modesta logística armó su
pequeño estudio en casa y compuso sus primeras piezas, ampliando su equipo con
un mezclador de 16 canales, una Roland Tape Echo, una caja de ritmos TR505, un
Korg M1, y ya años después un Korg TR88.
Linde supo crear un universo personal a partir de la exploración de los sonidos
electrónicos y hacerse un lugar en un entorno eminentemente masculino, pero
debido a la discriminación de género y a los prejuicios, la falta de
oportunidades hizo que su archivo haya permanecido inédito hasta ahora.
Con el título de 'Aquatic and other worlds (1983-1989)', el sello especializado
Buh Records acaba de editar una gran cantidad de su producción en una
recopilación de edición limitada a trescientas copias en vinilo, una joya de
coleccionista para cualquier amante del género.
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