El
hambre, la muerte o la curiosidad llevan a millones de personas a dejar sus
tierras. ¿Cómo harán los gobiernos para enfrentar estas diásporas?
El
asunto está presente siempre en la agenda mediática; por lo regular, en su
ángulo más dramático y asociado a la necesidad de una intervención humanitaria
por parte de los gobiernos u organismos internacionales. En Colombia nos ha
tocado de cerca y de forma muy aguda en los últimos años con la inmigración de
ciudadanos venezolanos al país, que se ha calificado como la segunda más grande
del mundo en esta década, con cifras que ya se acercan a los dos millones de
personas¹. En el último semestre nos hemos visto enfrentados, además, a la
presencia de miles de migrantes haitianos que intentan cruzar la frontera hacia
Panamá, en una diáspora que recorre el continente y que ha dejado en evidencia
que Colombia también es sitio de paso para migrantes de otras procedencias que
están siendo víctimas de las redes de trata de personas.
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