Alarmante Aumento de Casos de Violencia Sexual Infantil en Colombia

El país se estremece ante la cruda realidad de la violencia sexual infantil, con un escalofriante registro de 8,295 casos reportados entre enero y agosto de este año. Este sombrío panorama, revelado por la Estadística Delictiva de la Policía Nacional, ha llevado a la Procuraduría a exigir acciones urgentes para salvaguardar los derechos de niñas, niños y adolescentes.

Entre los casos más impactantes destaca el del youtuber colombiano "Diego Zas" (Diego Bautista), condenado a 16 años de prisión por acceso carnal abusivo a Juan*, un niño de 8 años. La dinámica del abuso incluía ofrecimientos de dinero, celular y juegos a cambio de silencio. Esta condena representa una de las penas más ejemplares en meses recientes contra depredadores sexuales.

La Procuraduría, ante el auge de denuncias, reveló que 4,605 niños y niñas, junto con 3,690 adolescentes, fueron víctimas de delitos sexuales en solo 8 meses. El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) ha acogido en su sistema de protección a 11,130 menores víctimas de violencia sexual, siendo 9,705 niñas y 1,425 niños.

Las ciudades más afectadas son Bogotá, Valle del Cauca, Atlántico, Cundinamarca y Antioquia. Datos de la agencia de derechos humanos Pandi indican que cada día se realizan 57 exámenes por abuso sexual, sumando 20,879 anuales. En el periodo de enero a agosto, el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses registró 12,899 exámenes médicos legales por delitos sexuales en infancia y adolescencia.

La Procuraduría, preocupada por la violencia sexual en entornos educativos, destacó que se han registrado 1,351 casos de agresión escolar en lo que va de 2023. Los compañeros de clase son señalados como los principales agresores dentro de las instituciones educativas.

Catalina Vertel, gerente de la IPS Creciendo con Cariño, señala que las señales de alerta pueden manifestarse físicamente o emocionalmente en los niños. Ante estas señales, la atención y apoyo son fundamentales. La reparación de la violencia sexual se vuelve esencial para detener la generación de trauma y daño en la sociedad. El llamado es claro: es necesario actuar, denunciar y priorizar la salud mental de las víctimas para romper el ciclo de abuso.

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