Tabares, quien siempre ha exaltado el talento de los hermanos Gómez, reveló una promesa única que sellaron en vida: "Con Darío Gómez se hicieron una promesa, que si Darío moría primero, él le cantaba en el funeral y así fue, y que si Gabriel moría primero, el rey del despecho le cantaba en el suyo y pues esa es la ley de la vida". Una promesa que ahora resuena como un tributo conmovedor y poético a la relación fraternal que trasciende incluso la frontera entre la vida y la muerte.
La decisión del gerente de no proporcionar detalles sobre la salud de Gabriel Gómez refleja un respeto por la privacidad de la familia y sugiere la intención de centrarse en el legado artístico y las conexiones emocionales que dejó en vida.
Mientras tanto, las autoridades informan que el cuerpo de Gabriel reposa en la morgue de Barbosa, a la espera de que sus seres queridos acudan para recibirlo y darle el último adiós. La noticia de su fallecimiento ha generado una oleada de condolencias y muestras de afecto en el mundo musical y entre los fanáticos, destacando la influencia duradera de los hermanos Gómez en la escena vallenata.
En este momento de duelo, la música vallenata pierde a un talentoso exponente, pero la promesa cumplida entre los hermanos Gómez se convierte en un legado inmortal que resuena en cada acorde de sus canciones y en el corazón de aquellos que han sido tocados por su arte.
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