La licencia, firmada en Caracas el jueves por los ministros de Energía de Trinidad, Stuart Young, y de Petróleo de Venezuela, Pedro Tellechea, surge tras la autorización otorgada por Estados Unidos en enero de este año. Este permiso estadounidense allana el camino para lo que podría ser la primera serie de exportaciones de gas de Venezuela, miembro de la OPEP, desde sus vastas reservas costa afuera.
Según el comunicado de PDVSA, la licencia concede a Shell y NGC el derecho de producir un volumen inicial de 185 millones de pies cúbicos diarios de gas. Este gas será destinado a Trinidad, donde se llevará a cabo la producción de gas natural licuado (GNL) y petroquímicos. La magnitud de este proyecto subraya la importancia estratégica que Venezuela otorga a la monetización de sus extensas reservas de gas, que son las mayores de América Latina.
Sin embargo, la falta de detalles inmediatos por parte de Shell ha generado especulaciones sobre los alcances y detalles específicos del acuerdo. La ausencia de una respuesta inmediata de la empresa a las solicitudes de comentarios ha dejado a la comunidad internacional a la espera de más información sobre este importante proyecto de energía.
Este paso en la dirección de la diversificación económica es fundamental para Venezuela, que busca complementar sus ingresos tradicionalmente generados por las exportaciones de crudo y combustibles. Estas exportaciones representan la principal fuente de ingresos en divisas para el país, que ha enfrentado sanciones internacionales que han limitado su capacidad de comercio exterior.
Cabe destacar que, en octubre de este año, Estados Unidos alivió algunas sanciones contra Venezuela mediante una licencia de seis meses que permite a PDVSA exportar crudo y gas a mercados seleccionados. Esta medida también facilita la inversión extranjera y la recepción de ingresos en efectivo, siempre y cuando se cumpla con un pacto clave con la oposición en relación a las elecciones presidenciales del próximo año. La licencia para la producción de gas por parte de Shell y NGC se presenta como un nuevo capítulo en el esfuerzo de Venezuela por abrirse camino en el mercado internacional de energía.
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