Precios desproporcionados en Cartagena y Playa Blanca, generan debate y alarma entre residentes y turistas

El primer día del año marcó un cambio radical en la estrategia del alcalde Dumek Turbay en Cartagena. En un intento por combatir la problemática que ha aquejado a la ciudad caribeña, Turbay lanzó el "Plan Titán 24". Este plan, destinado a mejorar la seguridad y rescatar el centro histórico, cerró dos cabarets la misma noche de su implementación y blindó las calles para prohibir la prostitución y combatir la venta de drogas.

Cartagena, conocida como el mayor escaparate colombiano al mundo, ha enfrentado una creciente discordancia entre la riqueza de los visitantes y la pobreza de sus habitantes. El ruido de las discotecas, la prostitución callejera, la venta de drogas y otros problemas sociales han generado un cóctel difícil de manejar.

El alcalde Turbay expresó que la idea es "retomar" el centro histórico, recuperándolo para las familias, tanto de turistas como de residentes. En días siguientes, varios locales, conocidos popularmente como cabarets, fueron cerrados, especialmente en áreas catalogadas como "el Bronx".

El trabajo sexual ha sido una realidad persistente en Cartagena, donde el 40% de la población se considera pobre. La operación Titán, con la suspensión de locales y la amplia presencia policial, busca gestionar condiciones necesarias para un turismo responsable, sostenible e incluyente.

Sin embargo, otra cara problemática de Cartagena ha salido a la luz. Turistas han denunciado abusos y cobros excesivos en diversos aspectos de su experiencia turística. La indignación de los turistas se ha manifestado principalmente en redes sociales donde se han viralizados cobros de mojarras a más de un millón, $1.000.000, limonadas a $500.000, ostras a $200.000 y más recientemente una mujer pago por un paseo en coche en el centro hitórico cerca de $20 millones de pesos. Una pareja de turistas mexicanos denunció haber sido víctima de estafa al serles cobrados casi $6 millones en un puesto de comida en Cholón, una localidad turística cercana. La denuncia, ampliamente compartida en redes sociales, revela que la factura incluía más de un millón de pesos por 30 cervezas, sumados a $550.000 por el servicio. Además, se menciona que por un tour en yate, los turistas fueron sorprendidos con un cargo de 3 millones de pesos. La pareja expresó su indignación, calificando la experiencia como “muy bella, pero muy cara”. A turistas en Cartagena les cobraron dos millones de pesos por dos almuerzos.

El alcalde Dumek Turbay reconoció los abusos y cobros excesivos a turistas, realizando un acto de desagravio a aquellos afectados. Turistas argentinos y colombo-mexicanos recibieron disculpas, buscando mitigar los impactos negativos en la reputación de la ciudad.

En paralelo, en Santa Marta, específicamente en Playa Blanca, los precios exorbitantes de platos típicos regionales han generado una intensa polémica. Una foto viral mostrando tarifas y los costos de platos típicos regionales de $850,000 para una picada grande y $120,000 por un consomé de pescado ha causado alarma entre residentes y turistas.

La comunidad local y los visitantes expresan su consternación ante lo que consideran sobreprecios, indicando que estos podrían perjudicar gravemente el sector turístico de la zona y generar una mala reputación para Santa Marta. La situación destaca la necesidad de abordar no solo los problemas en Cartagena, sino también en otras zonas turísticas del país.

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