Los 16 grupos del crimen más tenebrosos y sus nexos en América

Esta es la lista de las organizaciones más poderosas del continente. Todas participan de los narcóticos y la corrupción.

La cocaína es la telaraña que interconecta a las bandas más tenebrosas de Suramérica, cuyos lazos no solo amenazan la seguridad ciudadana en las calles, sino la institucionalidad, permeada de forma severa por sobornos y corrupción.

Con base en informes de prensa local, conversaciones con periodistas especializados y fuentes policiales, EL COLOMBIANO construyó el catálogo de las estructuras de crimen organizado más peligrosas del continente.

Las principales condiciones para ingresar a este top eran ser amenazas a la seguridad nacional del país en cuestión y tener redes transnacionales. Algunas son más violentas que otras, pero todas tienen en común el negocio de los narcóticos, algo obvio, considerando que la región Andina produce el 100% de la cocaína mundial y atrae clientes de todas partes.

Sus orígenes son bastante diversos: algunas surgieron de clanes familiares, como “los Insfrán” de Paraguay; “los Monos” de Argentina; “los Pulpos” de Perú; y “los Lima Lobo”, de Bolivia.

Otros son cocteles de guerrilleros, narcos y paramilitares, como el Clan del Golfo, Sendero Luminoso y las guerrillas colombianas.

Los grupos de Colombia, Brasil y Ecuador, con sus ejércitos privados de jóvenes del campo y la ciudad, desafían incluso a los gobiernos respectivos, desatando oleadas de terrorismo y poniendo en jaque el orden público cada que se les antoja.

En contraste, hay naciones como Chile, que carecen de grandes organizaciones armadas, pero ni así se salvan de los tentáculos de estas mafias.

Jeremy McDermott, codirector de la fundación Insight Crime, que analiza los fenómenos de crimen organizado en América Latina, enfatizó que en Chile están operando células del “Tren de Aragua”, la organización venezolana que más se ha expandido en los últimos años en el continente.

La facción aprovechó fenómenos de migración, al igual que lo han hecho “los Pulpos” y “los Peruanos de la Villa 1-11-14”, que salieron de suelo inca hacia Chile y Argentina.

Entre las semejanzas de los grupos del presente listado, resaltan la capacidad para dirigir los negocios desde las cárceles, lo que refleja también la crisis de prisiones que caracteriza al continente.

Otra es la facilidad para corromper a la Fuerza Pública y demás estamentos políticos, pues en la prensa de cada país pululan noticias de funcionarios capturados por vínculos con estas organizaciones.

Los grupos ilegales de Colombia, Ecuador y Venezuela tienen fuertes lazos y muchas veces actúan en coalición para ciertos negocios y crímenes. Es una conjunción similar a la que tienen las estructuras de Brasil, Uruguay, Bolivia y Paraguay, tan imbricadas que a veces operan como una sola red.

Para citar dos casos en los que han sido evidentes estas sociedades criminales, están los magnicidios del fiscal paraguayo Marcelo Pecci (2022), que involucró a delincuentes de Colombia, Venezuela, Paraguay y Uruguay; y del candidato presidencial ecuatoriano Fernando Villavicencio (2023), con el concierto de colombianos y ecuatorianos.

A continuación, el listado por país:

El Primer Cartel Uruguayo

El Primer Cartel Uruguayo (PCU) es una organización de narcotráfico transnacional surgida en Uruguay, la cual se dedica a la exportación de cocaína hacia Estados Unidos y Europa, principalmente.

A diferencia de las organizaciones colombianas tradicionales, no tiene ejércitos privados propios, sino que subcontrata aparatos sicariales en los diferentes sitios en los que ejecuta su operación.

El cartel teje una sofisticada red de corrupción estatal que no solo afecta a las instituciones uruguayas, sino que también se extiende hacia la fuerza pública y los gobiernos de Paraguay, Bolivia y Brasil, países en los que mantiene negocios de narcotráfico y blanqueo de capitales.

Su fundador y actual cabecilla es el exfutbolista y narcotraficante Sebastián Marset Cabrera, quien se convirtió en uno de los delincuentes más buscados de Suramérica, luego de su presunta participación intelectual en el homicidio del fiscal antimafia paraguayo Marcelo Pecci, perpetrado en Colombia en la isla de Barú, en 2022.

El clan Insfrán de Paraguay

El clan de los hermanos Insfrán regenta una poderosa organización de narcotráfico y lavado de activos en Paraguay, con tentáculos en el mundo empresarial y el Gobierno desde hace dos décadas.

A la fecha, seis de los hermanos Insfrán están bajo arresto, incluyendo al jefe Miguel Ángel (“Tío Rico”), pero eso no ha diezmado a la organización, que continúa administrando sus negocios tras las rejas. Entre los detenidos también está el pastor José Insfrán, fundador de la iglesia cristiana Centro de Avivamiento, y quien al parecer ha fungido como enlace político del grupo con varios funcionarios del Congreso y del poder ejecutivo.

El clan Insfrán es uno de los principales socios del Primer Cartel Uruguayo para el tráfico internacional de narcóticos, y también tiene redes activas en Bolivia. Al igual que sus aliados, tampoco tiene un ejército privado particular, sino que subcontrata a otras bandas. La Fiscalía paraguaya cree que el grupo también está involucrado en el asesinato de Marcelo Pecci.

El PCC y el Comando Rojo de Brasil

El Primeiro Comando da Capital (PCC) y el Comando Vermelho (Rojo) son las principales estructuras de crimen organizado en Brasil.

El PCC, originario del estado de Sao Paulo, delinque hace más de 30 años y sus actividades incluyen desde negocios transnacionales (tráfico de drogas y armas) y extorsiones, hasta secuestros y atracos a bancos. Su líder más visible es Marcos Herbas Camacho (“Marcola”), quien está preso.

El Comando Rojo, por su parte, surgió en Río de Janeiro en los años 70, y sus palmarés de actividades es similar al del PCC. Su líder es Luiz Fernando da Costa (“Fernandinho Beira Mar”), también preso. Entre ambas organizaciones suman unos 50.000 integrantes, tanto en la cárcel con en las favelas, logrando conformar grandes estructuras armadas que no temen enfrentarse a la Fuerza Pública. Aunque no tienen presencia directa en Colombia, poseen alianzas para el narcotráfico con las disidencias de las Farc, explotando rutas por ríos de Putumayo y Amazonas.

Tren de Aragua crece desde Venezuela

La organización de crimen transnacional más peligrosa de Venezuela es el Tren de Aragua, surgida hace 15 años en el estado del mismo nombre. Su centro de comando es carcelario, aunque su principal cabecilla, Héctor Rustherford Guerrero Flores (“Niño Guerrero”), se fugó de la prisión de Tocorón en septiembre de 2023.

La organización, o “megabanda”, como la llaman en el país vecino, se dedica al narcotráfico, el sicariato, extorsiones, secuestro, tráfico de migrantes, trata de personas y explotación ilegal de minas. Durante su primera década de operaciones fue una estructura de nivel local y estatal, pero en el último lustro, con la proliferación de los migrantes venezolanos por toda América, instaló células delictivas en Colombia, Perú y Chile.

En nuestro país, sus integrantes están buscando consolidar sus negocios en Cúcuta, Bogotá, Ipiales (Nariño) y Aguachica (César), en algunos casos peleando contra las bandas locales, y en otros estableciendo alianzas estratégicas.

Colombia: narcos, “paras” y guerrillas

En Colombia las principales estructuras de crimen organizado transnacional son el Clan del Golfo, la guerrilla del ELN y las dos disidencias de las Farc: Estado Mayor Central (EMC) y Segunda Marquetalia. Entre todas suman unos 15.000 integrantes, implicados en delitos de narcotráfico, sicariato, extorsión, minería ilegal, secuestro, desplazamientos forzados, terrorismo y desapariciones, entre otros.

El Clan del Golfo, que cuenta en sus filas con narcos, exparamilitares y exguerrilleros, delinque en 24 de los 32 departamentos de Colombia, según la Defensoría, y tiene células en Venezuela. Su líder es Jobanis Ávila (“Chiquito Malo”).

El ELN y las dos disidencias de las Farc tiene varios frentes instalados en Venezuela, al igual que células clandestinas en Ecuador y Perú, sobre todo para el narcotráfico.

Las bandas terroristas de Ecuador

De las 22 bandas de crimen organizado que el Gobierno de Ecuador declaró este año como objetivo militar, las más poderosas son “los Choneros” y “los Lobos”, las cuales están implicadas en el tráfico internacional de narcóticos; tienen alianzas con carteles mexicanos, colombianos y balcánicos; gobernanza desde las cárceles y participación en la oleada de terrorismo que ha sacudido a ese país en enero.

“Los Choneros” surgieron a principios del siglo XXI en la ciudad de Chone, en Manabí, y controlan amplias zonas de la costa Pacífica, en asocio con el cartel de Sinaloa; su jefe es José Macías (“Fito”).

“Los Lobos” nacieron hace una década, como disidencia de “los Choneros”, y en los últimos años han aglutinado a las bandas enemigas de la organización matriz. Tienen respaldo del cartel de Jalisco y su líder es Fabricio Colón Pico (“Capitán Pico”).

Perú: de Sendero Luminoso a “los Pulpos”

La estructura de crimen organizado más antigua de Perú es Sendero Luminoso, que surgió en los 70 como brazo militar del comunismo radical. Luego se convirtió en una estructura terrorista vinculada con el narcotráfico, que tuvo tentáculos en casi todas las provincias del país.

Su declive fue a finales de los 90, pero aún sobrevive una pequeña facción en el valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro, la región en la que se cultiva la mayor cantidad de la coca peruana.

La banda “los Pulpos” cobró relevancia en la última década y extendió sus redes a Chile. Surgió en Trujillo, como grupo de delincuencia común, pero a punta de extorsiones, secuestros y narcotráfico aumentó su poder. Fundada por el clan de los Cruz Arce, actualmente es liderada por Jhonsson Cruz Torres (“Jhonsson Pulpo”), quien está prófugo y se le sindica de 100 asesinatos.

Clan Lima Lobo surte droga desde Bolivia

La especialidad del clan Lima Lobo es el despacho internacional de cocaína boliviana, aprovechando sus redes en instituciones del Estado y una flotilla de avionetas, con las que distribuye droga para narcos colombianos, brasileros, uruguayos y argentinos.

Surgió en el departamento de Beni, en los 90, y uno de sus primeros socios fue el cartel de Cali. Aunque están involucrados en hechos violentos, no poseen un aparato militar propio. El jefe es Jesús Einer Lima Lobo, quien está preso.

Argentina y sus bandas locales

En Argentina hay redes de narcotráfico que se conectan con los mercados del mundo, pero sus dos bandas más tenebrosas solo tienen poder de alcance provincial.

“Los Monos” surgieron en Rosario, en el seno de la familia Cantero, y se dedican al tráfico local de narcóticos y lavado de activos. Su jefe es Ariel Cantero (“Guille”), quien está preso.

Y la banda “los Peruanos de la Villa 1-11-14”, en Buenos Aires, viven del microtráfico y el sicariato. Su jefe es José Cuenca Beltrán (“Ranita”).

Por: Nelson Ricardo Matta Colorado. El Colombiano

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