En el pintoresco escenario del departamento de Norte de Santander, entre colinas y valles, se encuentra una ciudad que sufre en el olvido de sus líderes y autoridades. Cúcuta, la "pobre perla del Norte", como la describen los lugareños, está sumida en un caos que parece no tener fin.
Inseguridad y Abandono:
La frase popular "cuando uno está de malas, hasta M del cielo le llueve" encapsula la realidad que vive esta ciudad fronteriza. La inseguridad campea por sus calles, mientras que el miedo y el terror son compañeros cotidianos de sus habitantes. Las muertes se cuentan por doquier, y para agravar la situación, la corrupción galopa desenfrenada por cada rincón de la urbe.
Gestión Municipal Desastrosa:
El liderazgo municipal deja mucho que desear. Un alcalde que parece más interesado en viajar al exterior que en solucionar los problemas internos de su ciudad. Deudas impagas, propuestas descabelladas y una falta de atención a los problemas fundamentales como la inseguridad y la miseria son el pan de cada día. En lugar de enfrentar los desafíos, se promueven medidas que solo exacerban la violencia, como la sugerencia de armar a la población y construir murallas en la frontera.
Elefantes Blancos y Despilfarro:
La imagen de Cúcuta está manchada por los llamados "elefantes blancos", proyectos de infraestructura faraónicos que quedan abandonados y se convierten en símbolos del despilfarro y la negligencia gubernamental. Ejemplos abundan, como la intervención de la Avenida Libertadores y el Parque Lineal de la Avenida Sevilla. Este último, que costó más de 5 mil millones de pesos, ya se encuentra desmantelado y abandonado, sirviendo como refugio para la delincuencia y como testigo mudo de la incompetencia oficial.
Corrupción sin Freno:
La corrupción, sin duda, es uno de los males que más aquejan a la ciudad. Proyectos millonarios se desvanecen en el aire, dejando a los contribuyentes con las manos vacías. La fase II del Parque Lineal, con una inversión de más de $7 mil millones de pesos, es un ejemplo claro de esto. Abandonada desde septiembre de 2022, deja en el aire la pregunta: ¿Dónde fueron a parar esos fondos?
Llamado a la Acción:
Ante esta situación desoladora, es imperativo que los organismos de control como la Fiscalía, la Procuraduría, la Contraloría y la Personería tomen cartas en el asunto. La comunidad, a través de la Junta de Acción Comunal, ha levantado su voz para denunciar estos abusos y exigir responsabilidad a quienes han malversado los recursos públicos.
Cúcuta, la ciudad del olvido y la corrupción, clama por un cambio. Los ciudadanos merecen líderes que trabajen por su bienestar, no por sus propios intereses. Es hora de poner fin al saqueo de los recursos públicos y reconstruir el tejido social de una ciudad que alguna vez fue un orgullo para sus habitantes.
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