En los municipios de la zona norte
del Táchira, en Venezuela, se sabe que a los jóvenes son reclutados por la
guerrilla para entrenarlos: les pagan
La guerrilla capta
a jóvenes en la frontera entre Venezuela y Colombia, en el estado Táchira,
estos grupos invadieron los municipios Antonio Rómulo Costa y Seboruco,
respaldados por el régimen de Nicolás Maduro. En los municipios de la zona
norte del Táchira se sabe que a los jóvenes reclutados por la guerrilla para
entrenarlos, les pagan. Alexander, un joven tachirense le contó a Infobae que
“es cierto, la paga es buena, pero la experiencia puede también ser aterradora.
Apenas uno llega al campamento le mencionan con nombre y apellidos a nuestros
padres, hermanos, hijos, novia, según sea el caso e inmediatamente advierten
que deben mantener silencio de todo lo que vean, hagan u oigan en el
campamento. Al más fuerte le da miedo pensar que hasta tus viejos están en
peligro por algo que uno diga o haga”, reseña el portal de noticias La
Patilla.
“Para el entrenamiento se fija una
acción, que consiste en que unos cinco hombres bien armados, toman una finca
por 8 o 10 días. No maltratan a los propietarios, pero sí los obligan a
colaborar para que les den toda información posible, aún la más mínima, sobre
el sector, vías de acceso, propiedades de los dueños de las otras fincas, la
ubicación y todo detalle que consideren relevante”, finaliza diciendo
Alexander.
Está instalada la guerrilla en
muchos municipios. Michelena, Rómulo Costa (Las Mesas), Seboruco y José María
Vargas (El Cobre) son límites con el páramo; lugares donde se ha estado
consolidando el ELN. Lugares
como La Cúspide, está tomada por la guerrilla.
La guerrilla es ley
Bernal Rosales llegó al Táchira
enviado como protector, para usurpar varios de los poderes de la entonces
gobernadora Laidy Yorveys Gómez Flórez. El policía tomó papel activo en la
Operación Manos de Papel, que significó una aparente acción contra quienes comerciaban
con el papel moneda venezolano. De la mano de las sanguinarias Fuerzas de
Acciones Especiales (FAES) y con operativos que despojaron a muchos de sus
bienes, se abrió paso a la gobernación con presión, amenazas y también dádivas.
La política dl régimen venezolano
está más cerca de la guerrilla de lo que algunos llegaron a suponer alguna vez.
En las elecciones regionales y municipales del pasado 21 de noviembre 2021, la
guerrilla apoyó a la candidata a la alcaldía del municipio Michelena, Yeisa Llamer
Contreras Sánchez de Arellano, quien no resultó ganadora, pero obtuvo casi 700
votos postulada por el Partido Comunista de Venezuela (PCV), fuera de la línea
del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). “Ella es una trabajadora por
la comunidad, luchadora social a quien en el campo quieren, porque hace
trabajos por la comunidad, como pavimento rígido y otras cosas”.
Otros sitios tomados por los
irregulares están en Lobatera, específicamente en la Casa del Padre, El Bolón,
Algaraveca, Boca de Monte, Los Loros y Las Minas, además Las Pilas del
municipio Ayacucho. En Las Minas el ELN cobra vacuna o extorsión a los
mineros, así como a aquellos que hacen bloques o ladrillos. “Nos cobran un
impuesto, según la cantidad de camiones y de producción que uno tenga”, le dice
a Infobae un minero de Lobatera.
En Seboruco la guerrilla está en
las aldeas Palmarito y Los Ríos, a unos 30 kilómetros del pueblo; ahí, donde no
dejaron votar a gente de oposición en las elecciones regionales. “Son la ley
desde hace unos dos años controlando todo. Los campesinos son obligados a usar
botas de color amarillo o blancas, porque las negras son de uso exclusivo de la
guerrilla”.
En la aldea Salomón de Las Mesas
despojaron de su propiedad a David Labrador a quien, bajo amenaza de muerte, lo
obligaron a huir del país.
“A Jesús Guerrero también le
quitaron su finca. En Palmarito de Seboruco, Las Flores y Piedra de Moler de
Las Mesas la guerrilla tiene campamentos, donde entrena a jóvenes de La Grita,
Seboruco y El Cobre, dos otras días a la semana”, narra una mujer de Seboruco.
“Esa gente dice que son del ELN,
pero la mayoría de los comandantes parecen ser de Valencia, Maracay, es decir
del centro del país. Ellos controlan la droga y el comercio de gasolina. En los
casi 40 kilómetros que hay entre las poblaciones de La Grita (municipio
Jáuregui) y La Fría (García de Hevia) hay un centenar de personas vendiendo
gasolina a orilla de la carretera; la mayoría son mujeres y niños que reciben
un porcentaje por la venta del combustible”.
“El hijo de una amiga relacionado
con la venta de gasolina ahí nos cuenta que todos los cuerpos de seguridad
reciben de cada punto de venta de combustible una tarifa fija semanal, porque
en ese tráfico se cruzan policías, militares y guerrilla”.
Mineros y ganaderos
Hace varias décadas en Táchira se
explotaba el carbón y existieron plantas que con los años fueron eliminadas
argumentando problemas de contaminación y las consecuencias de salud para los
mineros. “Pero el carbón siguió explotándose en minas no autorizadas; alias
Gervasio o alias El Tío es la cara visible del ELN en las minas y a ellos se le
paga por la seguridad como ellos dicen, pero en realidad es la vacuna”.
Muchos empresario y ganadero se ha
plegado, por razones económicas, a Bernal Rosales, quien trata de controlar
todo en el estado fronterizo, mientras los grupos irregulares van
avanzando aceleradamente sobre el territorio tachirense. “Es una lucha de poder,
antes lo hizo el oficialista José Gregorio Vielma Mora cuando fue gobernador.
Llegó Bernal con el Protectorado y arrasó con la gente de Vielma, los persiguió
y a algunos los encarceló. Ahora trata de tomar control de todo el poder
económico del Táchira, al mismo estilo que lo hizo Vielma Mora de la mano de
Diosdado Cabello Rondón”, relata un finquero en conversación con Infobae.
En algunos municipios es la
guerrilla quien autoriza a los productores del campo a surtirse de combustible
a precio regulado; ocurre lo mismo con el control del suministro de gas
doméstico, a través de las empresas de producción social, a quienes en algún
momento determinado les han dado camiones para que administren las rutas.
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