Entre esta semana y los primeros días de mayo ambas volverían a levantar vuelo, aunque con una flota reducida. No obstante, el 2023 sería un año perdido y el flujo de pasajeros caería 10,2%.
Todo está listo para que las aerolíneas de bajo costo Viva y Ultra Air regresen a los cielos del país luego de dejar vendidos 460 mil y 379 mil tiquetes, respectivamente. FOTO EL COLOMBIANO
Todo está listo para que las aerolíneas de bajo costo Viva y Ultra Air regresen a los cielos del país luego de dejar vendidos 460 mil y 379 mil tiquetes, respectivamente, tras la suspensión repentina de sus operaciones. A más tardar lo harán en la primera semana de mayo, según confirmó el ministro de Transporte, Guillermo Reyes.
No obstante, volverían con una operación más pequeña frente a la que tuvieron en su momento. Viva, que llegó a volar 23 aeronaves, se vio tan afectada que algunos días después de su parón apenas contaba con 10, así que en principio retornaría con una flota reducida.
Por su lado, Ultra Air haría lo propio con 3 de los 6 aviones con los que contaba, esperando a que la Supersociedades dé el visto bueno a una inyección de capital con la que inversionistas quieren rescatarla. Según se viene especulando en las últimas semanas, uno de los interesados es el empresario Germán Efromovich, antiguo hombre fuerte de Avianca, quien estaría a la espera de algunos detalles.
De las rutas, se sabe que Ultra está interesado en volver a operar en San Andrés, uno de los cuatro destinos hacia los que más transportó gente el año pasado, aunque está por verse desde cuáles ciudades lo haría ahora, teniendo en cuenta su reducida flota.
En el caso de Viva, las autoridades están resolviendo los recursos de reposición de las aerolíneas que ejercen como terceras interesadas en su proceso de integración con Avianca, pero no habría mayores problemas para reafirmar el visto bueno que se le dio.
En ese orden, tanto Avianca como Viva buscan a través de un recurso ante la Aerocivil que la low cost vuele un mínimo de aviones desde el aeropuerto El Dorado, de Bogotá, y que su operación en horarios pico esté enfocada en regiones que requieren alta conectividad como San Andrés, Leticia, Santa Marta y Riohacha.
Polémica medida de la SIC
A la espera de lo que pase en los próximos días, la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) abrió una nueva polémica en la novela Avianca - Viva, luego de asegurar que les archivaría la investigación por prácticas restrictivas si cumplen una serie de condiciones.
Esto, en tanto el proceso –que también enreda al vicepresidente jurídico de Avianca, Richard Galindo– apuntaba a que ambas habrían estado tomando decisiones coordinadas mucho antes de pedir permiso para integrarse, lo que podría representar cuantiosas sanciones.
Pero con la ventana que abrió la SIC, la investigación quedaría cerrada si compensan a los pasajeros afectados por la suspensión de Viva con medidas como un voucher por el 150% del valor total del tiquete que podrá ser redimido en ambas aerolíneas; prestar el servicio en las condiciones pactadas inicialmente; o devolver la plata con la correspondiente indexación basada en el incremento de la inflación.
Además, la entidad les pide mantener la independencia y no actuar de manera coordinada hasta tanto la Aerocivil no reafirme el visto bueno a su integración, o si en dado caso deciden que no se unirán.
Igualmente, exige remover de sus cargos a quienes puedan generar vínculos entre Viva y Avianca, implementar programas que eviten que ambas incurran en conductas anticompetitivas y elaborar informes semanales que muestren el cumplimiento de estos aspectos.
¿Año perdido?
De todos modos, lo que ha pasado con Ultra Air y Viva dejará heridas profundas y tomará tiempo reponerlas.
De acuerdo con Juan Camilo Pardo, analista de Investigaciones Económicas de Corficolombiana, en los últimos dos años la recuperación en la movilización de viajeros ha tenido un aporte importante a la hotelería y el turismo en el país, a tal punto que los ingresos reales hoteleros crecieron en promedio 54% en 2022, y la tasa de ocupación se ubicó por encima del 50%, igualando los niveles de 2018, el mejor año en la materia.
Sin embargo, explicó, si bien el plan Turismo en Armonía con la Vida 2022-2026 que lanzó el Gobierno Nacional estima que este año lleguen 5,4 millones de turistas al país y que para 2026 se reciban 7,5 millones en un escenario conservador (12 millones en el escenario ideal), hay un panorama bastante desafiante.
De hecho, analistas de Corficolombiana explicaron que los ceses de Viva y Ultra redujeron las proyecciones de crecimiento del flujo de pasajeros, que ahora se contraería 10,2%.
Así, la situación de estas dos aerolíneas impactó no solo el mercado aéreo, sino la ocupación hotelera. “A pesar de que la Aerocivil autorizó la integración de Viva y Avianca, la tasa de reemplazo de los vuelos no es inmediato, por lo que el choque sobre el sector de hotelería y turismo será importante”, señalaron los expertos.
La situación se evidenció en la pasada Semana Santa, una de las temporadas más esperadas para el comercio y el turismo, en la que solo la isla de San Andrés tuvo pérdidas de más de $60.000 millones en hotelería.
La crisis del transporte aéreo aunada a varios factores más tienen al turismo lejos de ser el “nuevo petróleo” de Colombia, idea que han intentado posicionar los dos últimos gobiernos.
Viéndolo en cifras, si bien el Ministerio de Comercio le está apostando a que las exportaciones de turismo pasen de US$7.301 millones en 2022 a US$9.906 millones en 2026, aún existiría una gran brecha frente a lo que ingresa a la Nación por hidrocarburos —cuyas ventas al exterior fueron de US$32.043 millones en 2022, lo que correspondió al 56,1% del total—.
Además, varios incentivos que se brindaron en el marco de la pandemia y fueron consignados en la Ley del Turismo –sancionada en 2020– quedaron en el limbo.
A partir de enero de este año que los cobros retornaron a la normalidad pese a las peticiones para su continuidad; por ejemplo, los tiquetes aéreos, cuyo IVA había bajado al 5%, pasaron de nuevo a responder por el 19%
De igual forma, para los alojamientos llegó a su fin la suspensión del pago de la sobretasa de energía, la exención del IVA para servicios de hotelería y turismo registrados en el Registro Nacional de Turismo y la exclusión del IVA para la comercialización de artesanías, entre otros.
Para los prestadores de estos servicios, esto los dejó en una compleja situación. Aseguran que si bien el turismo tuvo una reactivación importante, ahora el panorama es otro.
“La coyuntura aérea provocó una contracción en la comercialización de productos y servicios en Semana Santa, y a eso se le suma el alza en los precios. El impacto más fuerte en los costos se ha visto en el transporte aéreo, con un incremento anual del 40%, pero otros servicios como restaurantes, alojamientos y servicios recreativos han aumentado 21%, 18% y 12% respectivamente”, anotó Paula Cortés, presidenta de Anato.
Por esto, agregó, las ventas de las agencias de viajes disminuirían 23%. “Bajo este escenario se debe considerar extender los beneficios que habíamos obtenido tras la pandemia”, dijo.
Pero, aunque el ministro de Transporte, Guillermo Reyes, ya había propuesto reducir el IVA para los tiquetes, con miras a aliviar la crisis, la idea no prosperó y su compañero de gabinete y titular de Hacienda, José Antonio Ocampo, le bajó el pulgar.
¿Qué más falta?
Entre tanto, a los propósitos del Plan de Turismo del Gobierno en el sentido de mejorar la seguridad en los destinos y la infraestructura aún les falta.
Desde la Cámara de Comercio Colombo Americana (AmCham Colombia) hay algunos reparos, pues afirma que si bien “este plan integra los propósitos del turismo con los distintos ámbitos de su influencia, convendría aplicarle una dosis rápida y urgente de combate a la inseguridad que aqueja a las regiones”.
“Otra vez estamos viendo titulares recurrentes de violencia, abuso e ilegalidad, un déjà vu de hechos lamentables que suscitan indignación e impotencia porque siguen sin solución los mismos problemas. No hemos logrado combatir a los infractores ni resolver los factores que alimentan la inseguridad”, alertó Maria Claudia Lacouture, presidenta de AmCham Colombia.
Para la ejecutiva, esto le genera al país mala imagen, desinversión, deserción de operadores y desbandadas de buenos turistas. Contó que, por ejemplo, hace unas semanas las autoridades portuarias colombianas recibieron una carta de una importante línea de cruceros preguntando por el aumento de la inseguridad en Cartagena y Santa Marta, el abuso con los turistas y la calidad de los servicios.
Para Cortés, de Anato, si lo que se quiere a largo plazo es que el turismo llegue a ser el primer renglón de la economía del país, también se necesita una importante inversión en infraestructura aeroportuaria y vial, pues los territorios requieren aeropuertos en buenas condiciones, que conecten con buenas vías. También aboga por más capacitación de empresarios y comunidades, y mayor seguridad
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