Nacional visita a Once Caldas con la ilusión de arrancar la Liga BetPlay-2 con buen resultado

El equipo verde tiene este domingo su estreno ante Once Caldas en Manizales. Esta es la historia del refuerzo uruguayo.

Este domingo Atlético Nacional debuta en la Liga Betplay-2 (7:30 p.m.) ante el Once Caldas de dos viejos conocidos, los técnicos Pedro Sarmiento y Hernán Darío Herrera.

El verde llega a este compromiso, por ahora, con un solo refuerzo en su nómina, el del uruguayo Maximiliano Cantera, quien apenas fue anunciado el viernes y por obvias razones no sería tenido en cuenta para este estreno.

Cantera será el sexto uruguayo en vestir la camiseta de Atlético Nacional, después de que ya lo hicieran el portero Lorenzo Carrabs, el volante Sergio Santín y su hijo, el defensor Damián Santín; el creativo Pablo Ceppelini y el delantero Jonatan Álvez.

De Carrabs, Sergio Santín y Pablo Ceppelini quedó una buena imagen, no así de Damián y de Jonatan Álvez, que pasaron con más pena que gloria por la institución.

Cantera nació en Los Cerrillos, una ciudad pequeña ubicada dentro del área metropolitana de Montevideo. Se formó en una familia obrera de 9 hermanos y desde pequeño vio en el fútbol la forma de salir adelante y también de luchar por su familia.

Empezó como centrodelantero y le fue tan bien que rápidamente fue reclutado por uno de los clubes más grandes de Uruguay, el Peñarol.

Jugaba en la cuarta categoría de ese club cuando unos veedores italianos decidieron recomendarlo para el Bolonia.

Así que muy joven empacó maletas y se fue aprobar suerte, pero esa misma juventud le jugó en contra. Llegó a una ciudad que, en comparación a la suya, era una megalópolis. Lo alojaron en un hotel por un mes y un chofer pasaba a buscarlo para llevarlo a los entrenamientos. No aguantó la soledad y la ausencia de su familia y se volvió a Uruguay para arrancar de nuevo.

Llegó a probarse como 9 al equipo de Cerro Largo y ahí conoció al técnico Danielo Núñez, quien en diálogo con este diario recordó que lo empezó a poner como volante por un costado. “Tenía unas muy buenas condiciones técnicas, pero era de altibajos. Me tocó muchas veces tenerlo en el banco de suplentes, pero nunca hizo mala cara ni se quejó por esa situación”.

Alejandro, su hermano mayor, fue fundamental en su formación. Lo acompañaba a los partidos y nunca paraba de alentarlo. Y es que Cantera fue el único de los 6 hermanos varones que llegó al fútbol profesional.

Su padre falleció, pero su madre sigue viviendo en Los Cerrillos y es la que siempre alumbra a los santos durante su peregrinaje por el fútbol. Cantera ha jugado en el Liverpool de su país, en Fénix. También el Táchira de Venezuela, Nacional de Uruguay y Deportivo Maldonado. Pero todo cambió cuando llegó a su vida su hijo Román, que tiene 8 años.

Los que lo conocen dicen que desde ese momento empezó a jugar con mayor continuidad. Y en entrevista con el periódico El Observador dijo: “A mí lo que más me cambió fue el nacimiento de mi hijo. Fue un clic, vi que alguien dependía de mí”.

Esa convicción lo llevó a lograr uno de sus sueños, el de tener su propia casa. Le costó levantar ese techo y, a sus 30 años, está ávido por seguir logrando cosas en el fútbol, esta vez con la camiseta de Atlético Nacional.

“Feliz y contento de estar en el equipo más grande de Colombia, un campeón de América y espero estar a la altura”.

Se define como un jugador que le gusta tener la pelota: “Trato de habilitar a mis compañeros, llego al gol y ojalá todo eso lo pueda reflejar en la cancha”.

Habrá que ver cuándo será su debut, pero es claro que estará muy pendiente de lo que suceda este domingo con Nacional en Palogrande, esperando que el club inicie con pie derecho la Liga y que cuando a él le toque estar demuestre que esta vez los directivos no se equivocaron con su contratación.

Por: John Eric Gómez

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