El país registra una caída sostenida en los nacimientos desde 2018; expertos advierten graves consecuencias económicas, sociales y pensionales si no se adoptan políticas urgentes
Gráfico LRLa caída de la natalidad se ha convertido en uno de los problemas más preocupantes para el futuro de Colombia. Aunque organismos internacionales y autoridades nacionales han lanzado alertas, hasta el momento no se han tomado medidas de fondo para frenar una tendencia que, lejos de revertirse, se intensifica cada año.
Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), en 2024 los nacimientos en el país disminuyeron un 12 % frente a 2023, al pasar de 516.000 bebés registrados a 453.901. De ellos, 232.784 fueron varones y 221.095 mujeres. Departamentos como Magdalena (-20,2 %), Bolívar (-18 %) y Atlántico (-17 %) lideraron la caída, mientras que en zonas como Vaupés (-21 %), Sucre (-20 %) y Vichada (-19 %) la situación resultó aún más alarmante.
El descenso no es un fenómeno aislado. Desde 2018, cuando comenzaron a verse los primeros síntomas con una baja del 1,2 % en los nacimientos, Colombia ha mostrado un comportamiento sostenido hacia la reducción de la natalidad. La pandemia de COVID-19 acentuó esta crisis, y desde 2023 la caída anual supera el 10 %.
Las cifras preliminares de 2025, con corte a julio, confirman que el panorama no mejora: en los primeros siete meses se reportaron 243.870 nacimientos, lo que representa una disminución del 6,6 % frente al mismo periodo de 2024.
Factores detrás de la caída
Uno de los aspectos clave es la tasa de fecundidad. Mientras en 2015 se ubicaba en 1,7 hijos por mujer, en la actualidad ha descendido a 1,1, lo que significa que las colombianas, en promedio, solo tienen un hijo durante su vida reproductiva. El ideal demográfico sugiere al menos dos hijos por mujer para mantener un equilibrio poblacional.
De acuerdo con la directora del Dane, Piedad Urdinola, este fenómeno está cambiando el bono demográfico del país. “Hoy tenemos más personas en edad productiva que en edad dependiente. Eso nos da la posibilidad de producir más, pero debemos aprovecharlo estratégicamente”, afirmó.
Urdinola agregó que también se debe mirar el “bono de género”, que permitiría promover una economía del cuidado, facilitando que más mujeres puedan incorporarse al mercado laboral sin abandonar sus responsabilidades familiares.
Por su parte, expertos señalan que, además de factores culturales como la independencia femenina y el interés por desarrollarse profesional y académicamente, los elementos socioeconómicos juegan un rol determinante. Angélica Bernal, docente del Instituto de Bioética de la Pontificia Universidad Javeriana, advirtió que “el costo de vida, la inseguridad laboral y la falta de garantías económicas desincentivan la maternidad y la paternidad”.
Bernal explicó que los altos gastos en educación, salud, vivienda y cuidado infantil han llevado a que muchas parejas pospongan o incluso renuncien al proyecto de tener hijos.
El impacto en el futuro del país
El fenómeno tiene implicaciones profundas para la economía, el mercado laboral y, especialmente, el sistema pensional. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) advierte que para 2040 el promedio mundial de hijos por mujer será inferior a dos, lo que significará una base de jóvenes cada vez menor para sostener a una población mayoritariamente envejecida.
Peter Clerk, analista de la OIT, alertó: “El problema no es solo pensional, sino también económico. Una población envejecida consume menos, reduce la productividad y puede desacelerar el crecimiento de los países”.
En Colombia, el panorama no es distinto. El envejecimiento poblacional es un hecho inevitable y, de no diseñarse políticas públicas para contrarrestar sus efectos, el país podría enfrentar un escenario de mayor desigualdad, bajo ahorro nacional y sistemas de protección social insostenibles.
¿Qué se puede hacer?
Especialistas coinciden en que es urgente generar incentivos para que los colombianos se animen a tener hijos. Políticas laborales con horarios flexibles, teletrabajo, permisos de cuidado familiar y subsidios para la maternidad y paternidad son algunas de las medidas recomendadas.
Además, se plantea la necesidad de fomentar el desarrollo regional, generar empleo estable y disminuir las brechas de desigualdad para retener a los jóvenes y motivarlos a formar familias.
La directora del Dane resumió el reto de manera clara: “El envejecimiento es imparable. Lo que debemos hacer es prepararnos y aprovechar el bono demográfico actual aumentando las tasas de ahorro y fortaleciendo la economía productiva”.
La crisis de natalidad no es un tema de futuro lejano: ya golpea el presente y exige decisiones inmediatas. De no actuar ahora, Colombia podría enfrentarse en pocos años a un escenario demográfico sin precedentes, donde los jóvenes no serán suficientes para sostener el peso de un país que envejece a pasos acelerados.
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